War & Peace (Guerra y Paz) es un clásico de la extinta firma
Avalon Hill editado por primera vez en 1980 y que desde entonces hasta ahora ha
“sufrido” bastantes transformaciones, muchas de ellas bastante recientes para
dar a luz un remozado juego con todos los cambios recogidos a lo largo de
décadas en la revista “The General” perteneciente a dicha casa hasta llegar a
la actual 5ª Edición del juego que es el que usaremos para jugar su Gran
Campaña en nuestro club.
Lo
primero que hay que distinguir entre el cambio de diseño del mapa del antiguo
juego con respecto al nuevo, pues si en el apartado de las fichas es
prácticamente igual, el cambio en el mapa es absolutamente espectacular ganando
mucho en el aspecto visual pues lo cierto es que el nuevo tablero es de una mucha
mejor calidad.
Vistas del antigua mapa
Vistas parcial del nuevo mapa
El resto de los componentes es
del antiguo juego, de una calidad media baja propia de un juego del año 1980
que decepcionan un poco al jugador actual acostumbrado a una calidad en este
apartado impropia de aquellos años del siglo pasado, aunque en el club hemos
hecho unas tablas de ayuda más atractivas.
El mapa es de trama hexagonal y
representa Europa desde la Península Ibérica hasta los Urales prácticamente. El
mapa antiguo se dividía en 4 submapas llamados España, Francia, Alemania y
Rusia, en el que el trazado de la matriz y los contornos geográficos,
reconozcámoslo, dejan bastante de desear, mientras que el mapa moderno,
realizado en una sola pieza, ha mejorado muchísimo en ese aspecto, y le han
añadido nuevos apartados para poder desarrollar las nuevas reglas y expansiones
recogidas a lo largo de estos años como son la piratería a lo largo de todo el
mundo con la expansión “Lloyds versus Napoleón” o un mapa del Delta del Nilo
para poder llevar a cabo la Campaña de Egipto que llevó a cabo Napoleón a finales
de siglo XVIII, aunque no con mucho éxito, más bien todo lo contrario.
En cuanto a las fichas, son
bastante esquemáticas pero cumplen su función, definiéndose básicamente en
líderes, infantería y caballería para las terrestres, y navíos de guerra o
transportes para las navales, donde hay sólo un líder - Nelson - gracias a la expansión naval, pues en el juego básico no
aparece. Además. Se subdividen en un código de colores básicos tanto para su
fondo, que indica la nacionalidad, y la silueta, que indica su calidad, a las
que acompañan una letra para mostrar la nacionalidad en caso de los estados
menores, y algunos tipos de tropas especiales como la Guardia, Landwerh, King Geman Legion, Cosacos, Partisanos…
Pasando al juego en sí, hemos de
reconocer que es un buen juego y que llegó a ser uno de los más populares de
los escasos aficionados que nos dedicábamos a esta pasión allá por los lejanos
años 80, en los que no había ni de lejos la enorme cantidad de juegos que
existen en la actualidad. Digamos que fue un pionero en España de esta temática
y en su momento fue la bomba, de hecho hoy en día se sigue jugando lo que habla
muy bien del mismo. Pero este juego está diseñado para jugar los diferentes
escenarios del mismo, planteados a un nivel muy estratégico, en los cuales el
planteamiento de los movimientos a realizar es básico puesto que estos son muy
cortos para lo que es el tamaño del mapa, y continuamente mediatizados por el
terrible desgaste que sufren los apilamientos muy grandes, lo que a mi juicio
representa muy bien los problemas de la época donde abastecer enormes ejércitos
era un gran problema debido a la limitada logística de la época, mientras que
las formaciones pequeñas son fáciles de derrotar, por lo que hay que tener
siempre un gran cuidado al afrontar estas peculiaridades del juego.
La escala del mismo es
estratégica, cada ficha de tierra equivale a unos 5.000 hombres y como hemos
dicho antes, su movimiento está bastante limitado por la geografía y el
desgaste, por no mencionar que sólo pueden moverse acompañadas de un general,
por lo que estos valen oro puro aunque sean deficientes. Por lo tanto hay que
ver todos los aspectos del juego desde este prisma, desde el combate hasta las
marchas forzadas, lo que nos puede parecer que deja cosas sin darles la debida
importancia, como hacer un mayor hincapié en las características de los
generales o de los diferentes ejércitos y sus peculiaridades nacionales, aunque
quizás esto pudiera resultar en un consumo de tiempo a sumar a un juego que
puede llegar a ser muy exigente en este aspecto, pues el juego está dividido en
turnos que representan un mes cada uno, por lo que jugar desde 1805 hasta 1815,
prácticamente 10 años, si se diese la campaña de ese modo, podría suponer hasta
120 turnos de juego ¡casi nada!.
Lo que sí hay que especificar
bien claramente que el juego tiene dos grandes vertientes, por llamarlas así.
De un lado los escenarios a los que he aludido antes, y que hay de todos los
tamaños, y luego la Gran Campaña. Los escenarios han sido bien cuidados y
probados, por lo menos a mi juicio, y en ese aspecto funcionan muy bien,
siempre que, repito, lo que se busque es representar una escala muy a nivel
estratégico de los mismos, pero la Gran Campaña, que podía ser muy atractiva,
no la han acabado de rematar como merecía el juego.
Da la impresión, y por lo tanto
es una opinión personal, que al intentar pasar la Gran Campaña de un juego de 2
jugadores (de los que aún conserva la nomenclatura: facción profrancesa o
proinglesa) a uno de 6 jugadores no han acabado de resolver varios problemas
que a lo largo del juego se hacen evidentes, como por ejemplo, cuando la
potencia mayor de un jugador ha sido conquistada, éste no hace nada más que
colocar refuerzos de su Reserva hasta que la vacía, momento en el que puede
volver a entrar en una facción, pero claro, este mecanismo puede durar años, lo
que en turnos de juego puede contabilizarse en 20, 30 ó más turnos… ¿Y qué hace
el jugador mientras tanto? ¿Actúa con otro jugador de su facción? ¿Se dedica a
otra cosa mientras tanto? Evidentemente al francés y al inglés no les va a
pasar, pero a cualquiera de los demás puede sucederle. Ha ahí un enorme
problema a todas luces.
Cierto es, también, que para esta
edición del juego, la 5ª, aparte del mapa han hecho muchísimas innovaciones en
todos los aspectos y han recogido todas las que se han venido desarrollando
desde la 2ª edición y que no encontrarás en el juego original: Matriz Táctica
para las batallas, tiempo atmosférico, nueva secuencia de fases de turno, la
tabla de combates navales, nuevos modificadores al combate, diplomacia… pero
una de las que más destaca es el juego de eventos mediante cartas sacadas al
azar que simulan los hechos más importantes que pasaron en estos años y que
pueden fastidiar muchísimo o venir muy bien, según sea el momento y la
circunstancia.
En resumen, aún con todas las
carencias o defectos que pueda tener el juego, y seguro que muchos de los
últimos se ven de una manera u otra según el bando que lleves (que todos somos
humanos), recomiendo su juego a todos los que les guste esta época e imaginarse
como un nuevo Bonaparte al mando de grandes ejércitos en pos de la conquista de
Europa o bien, desde el lado contrario, resistirse a la tiranía francesa e
imponer su influencia en Europa una vez derrotado el “pequeño corso”.
Breve Crónica de la Campaña
(1805)
La guerra comienza en septiembre
de 1805 con Napoleón a la cabeza del grueso del ejército francés preparado para
invadir Austria con la que lleva en guerra desde agosto, al igual que con Rusia
e Inglaterra con las que conforma la 3ª Coalición, mientras que Prusia es
neutral y España es aliada de Francia.
Por el lado terrestre, en estos
cuatros meses de guerra ha habido poca cosa, tras una victoria inicial francesa
el ejército austriaco se retiró inesperadamente a los Alpes, encomendando la
defensa de Viena principalmente al ejército de Rusia que se acerca a marchas
forzadas a auxiliar a su compañero de coalición. Ante este movimiento, Napoléon
atacó en Innsbruck infligiendo otra dura derrota a las tropas austriacas, a las
que cortó en dos y dejo desabastecidas, mientras las tropas de Italia, después
de tomar Florencia, se dirigieron por el sur hasta Venecia, que tomaron,
formando una nueva amenaza por el sur. Austria había perdido tropas y
territorios, pero había conseguido tiempo para que los ejércitos rusos se
colocaran en torno a Viena para defenderla hasta el último hombre, estratégicamente
fue una clara victoria de los austriacos pues retenían buena parte de su
ejército y sus principales ciudades, mientras Napoleón se había quedado en un impasse temeroso de avanzar para
enfrentarse con los rusos dejando sus líneas de suministro a lo largo del
Danubio al alcance del todavía potente ejército de Archiduque Carlos. Además,
para empeorar las cosas, el invierno hizo gran mella entre las tropas francesas
que desertaron a millares por el hambre y el frío a diferencia de austriacos y
rusos que se mantenían firmes. Lo único bueno para el francés fue la adhesión
de Baden y Würzburgo a su causa.
En el lado naval, aunque la
superioridad británica es incontestable, se tuvieron algunos pequeños éxitos al
escapar una flota de Toulon y después de haber recibido tantas bajas como
ocasionó a los franceses, pudo salir hacia el Atlántico Norte para acometer
piratería contra las líneas mercantes inglesas.
Sin embargo, en un espectacular
desembarco anfibio inédito hasta el momento, 50.000 soldados rusos, suecos e
ingleses tomaron Dinamarca tras un breve asalto a Copenhague consiguiendo una
importantísima base de operaciones para la Coalición en el Continente.
Por último, Prusia, visto lo uno
y lo otro, se mantiene en su neutralidad alegando que desea dejar que pase el
duro invierno a la espera de acontecimientos, para desesperación de embajadores
y dignatarios de uno y otro bando que desean que el país germano se alineé bajo
su causa y desnivele una balanza que parece muy igualada.
Me gusta mucho, a ver si seguis informando.
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