Querida Eliane,
¿Cómo te
encuentras? ¿Qué tal están tus padres? ¿Has tenido noticias de tu hermano Jan?
Yo estoy bastante bien. Esta mañana el hauptman[1] Klaus von Loen me ha
llamado a su despacho para asignarme el mando del segundo y tercer pelotón. Me
ha dicho que me pegase al Oberfeldwebel Steinner como “los mozos de cuadra a
las criadas” y que aprendiese de él. La verdad es que no se que va a enseñarme
un granjero medio danés. Ni tan siquiera viste correctamente el uniforme. Quizá
mañana entremos por fin en combate. Y veré si es cierto lo que cuentan de
“Ivan”, es así como llaman los muchachos a los rusos. En noches frías como esta
echo de menos Postdam. A Otto, Franz, Soren,... y sobre todo a tí, Eliane.
Aquellos largos paseos por el parque, tus recitales de piano en casa del oberst[2] Sterl. Quizá sea algo
atrevido por mi parte pero me gustaría decirte que te tengo en mi pensamiento a
todas horas y desearía que consideraras la posibilidad de casarte conmigo. No
se cuanto durará esta guerra pero teniendo en cuenta la superioridad del
ejército alemán quizá el año que viene pueda estar de vuelta para, que si tu
aceptas, podamos casarnos en primavera.
Esperando que
pronto podamos vernos,
Gunther.
Pd: Recibí tu
paquete. Dale las gracias a tus padres por su generosidad y a Adele por los
calcetines de lana.
La mañana era
brumosa. Una leve llovizna mojaba las capas de camuflaje y los cascos de los
hombres que se apresuraban a formar delante de los semiorugas. Todos los
soldados iban pesadamente cargador con sus fusiles, subfusiles, munición y gran
cantidad de M24[3] y AT de carga concentrada[4].
Sobre todo los servidores de las ametralladoras que, contando la MG-34 y la
munición, portaban prácticamente el peso de un hombre muerto. El oberfeldwebel[5] Steinner con su
atronadora voz gritó: “¡Firmes!” en el momento en que el Leutnan Gunther
Hellman salía del barracón de oficiales asegurándose el barboquejo del casco.
Mirando al suelo murmuró al oberfeldwebel que los soldados subieran a los
vehículos.
Las órdenes eran
claras debían avanzar 12 kilómetros hacia el este por la pista 148 hasta la
mismísima primera línea. En el cruce que encontrarían debían girar a la
izquierda por la pista 153 hasta la Aldea de Nosilov y la tomarían al asalto.
Se esperaba poca presencia enemiga. Tan sólo dos o tres escuadras de
infantería. No se consideraría a nadie
como civil en la aldea.
En menos de una
hora los hombres estaban listos para el asalto ocultos en el bosque cercado a
la aldea. Steinner observaba con sus prismáticos cualquier movimiento dentro de
Nosilov y comprobó con agrado que no parecía haber más de 20 hombres. El
leutnant Hellman estaba totalmente aturdido por los nervios y trataba
infructuosamente de encender un cigarrillo. Un soldado, Wade, de la escuadra de
asalto, arrancó el cigarrillo de la mano del leutnant y le gruñó “¿Quiere
alertar a todo bolchevique en diez kilómetros a la redonda?” y se guardó el
cigarrillo en el bolsillo de la guerrera sonriendo. El oficial no dijo nada y
se acercó a Steinner. “Agáchese!” “Mire, no habrá más de veinte rusos
defendiendo la aldea, algunos incluso están borrachos” dijo el
oberfeldwebel “Será un trabajo fácil”.
Hellman propuso un asalto directo. Steinner negó con la cabeza. “Mire herr leutnant,
lo mejor será rodear la aldea con las escuadras de fusileros y abatir a todos
los bolcheviques que se pueda. Una vez estén bastante machacados entraremos en
la aldea con un semioruga y acabaremos el trabajo yo y la escuadra de asalto
con un par de lanzallamas” “De acuerdo. ¿no?” El leutnant asintió con la mirada
perdida en algún punto indefinido del suelo. Los soldados se desplegaron
sigilosamente rodeando el pueblecito de casas bajas de madera. Había dos nidos
de sacos terreros con sendas ametralladoras Degtyarev con dos soldados en cada
uno. A la orden del oberfeldwebel varias M24 volaron hasta las posiciones de
las ametralladoras. Uno de los rusos al ver las granadas salió corriendo del
nido pero antes de que tan siquiera pudiera amartillar su PPsh-41 tres impactos
de bala en pleno pecho le derribaron. A los pocos segundos las granadas
explotaron casi simultáneamente matando a los otros tres rusos que ni si quiera
habían tenido tiempo de moverse. Acto seguido empezó un tiroteo alrededor de la
aldea. Los soldados soviéticos caían uno tras otro tratando de devolver el
fuego. El tiroteo cesó. Ya sólo quedaban una media docena de rusos
atrincherados en un edificio en el centro del pueblo. Steinner comprobó el
cargador de su Mp-40 y de un salto subió al semioruga. “Quizá tengamos suerte y
tengan vodka” rió. Sus hombres, los más temerarios y feroces de la sexta
Kompanie, asintieron risueños mientras entraban en el vehículo. “siempre me
toca a mí freír las salchichas” se quejó el soldado Kroll mientras aseguraba
las correas del depósito de su lanzallamas. “¡Luego el olor a carne quemada no
se va ni en un mes!” “Cállate Kroll, todos sabemos que disfrutas con ello” le
gritó Wade. El semioruga arrancó bamboleándose y empezó a adentrarse en
Nosilov. Un disparo de fusil rebotó en el blindaje de la cabina . “Mirad
chicos, nos escupen!” Observó el Gefreiter Kühn. En ese momento un soldado ruso
saltó por una ventana enarbolando una granada AT. El artillero de la MG-34
tardó en reaccionar y abrió fuego contra el ruso en el momento en que este
lanzaba su granada. La explosión alcanzó la oruga derecha del vehículo
levantándolo del suelo. Lo alemanes saltaron del semioruga inmovilizado
abriendo fuego con sus subfusiles. Los rusos apenas pudieron responder a la
tormenta de disparos. El soldado Kroll vociferaba a la vez que abrasaba a los
soviéticos que trataban de huir envueltos en llamas. En pocos segundos todo
había acabado.
Steinner, con la cara ennegrecida por el espeso humo
procedente de los cadáveres, ordenó: “Informe Kühn!” Respondió Wade: “Kühn está
herido, echaremos un vistazo nosotros” A los pocos minutos Wade regresa con su
Mp-40 a la espalda “ dieciséis rusos fritos y uno herido, bastante tocado.
Nosotros hemos tenido tres heridos: Prange, Huge y Kühn. Huge está en las
últimas. Hemos encontrado ocho mossine-nagant, dos PPsh-41 y dos Degtyarev
intactas” El oberfelwebel estaba sentado sobre su casco con un puñado de tierra
negra en la mano “Buena tierra por la que morir... Kroll, las casas,
incendiadlas” Los soldados se replegaron al bosque mientras las casas ardían
violentamente. El Oberfeldwebel Steinner dijo al leutnant, que se había quedado
en retaguardia, que debían informar al Hautman. Hellman tomó el auricular y
balbuceó: “Aquí Lobo, responda Oso, repito, aquí Lobo” El transmisor respondió:
“Aquí Oso, Rhin negro doce, informe de la situación Lobo” el teniente
respondió: “Aquí Lobo, objetivo cumplido, solo tres agujeros en el traje no son
rotos” “¡bravo Lobo! espere nuevas órdenes. Corto” “entendido Oso. Corto y
cierro”. Entonces el leutnant se dirigió al oberfeldwel “Lo ha hecho muy bien
Steinner...” Gracias, herr leutnant” lo interrumpió el oberfeldwebel mientras
se sentaba apoyando la espalda sobre un viejo y retorcido árbol. “Dos tiradores
a la colina, vigilad el camino y el valle del este” ordenó mientras fruncía el
ceño echándose la mano a una vieja herida de metralla recuerdo de la campaña de
Polonia. “Los demás, descansen. Todavía nos queda trabajo.” ....
[1] Hauptman: Grado de
la Wermarch equivalente a Capitán en otros ejércitos.
[2] Oberst: Grado de la
Wermarch equivalente a Coronel en otros ejércitos
[3] Sthieldhand granate M24.....
[4] Granadas de racimo....
[5] Oberfeldwebel
LA CARA DE ESTE "STEINNER" ME RECUERDA A LA DE JAMES COBURN. POR LO QUE VEO, HAY UN NUEVO SVEN HASSEL EN EL CLUB,
ResponderEliminarBueno, del club no es. Sergio, el diseñador del blog y éste sí, socio del club, en su día patrocinó un torneo de relatos de temática militar y está aprovechando ahora para subirlos al blog.
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